Publicidad

Univision Noticias

Diversas investigaciones indica que adelantar el reloj una hora cada marzo está relacionado con graves efectos negativos para la salud, como un aumento de los infartos de miocardio y la privación de sueño de los adolescentes.

Mientras los estadounidenses se preparan para adelantar sus relojes una hora el domingo 12 de marzo de 2023, yo me preparo para el ritual anual de los reportajes en los medios de comunicación sobre los trastornos que causa en la rutina diaria el cambio de la hora estándar al horario de verano.

Alrededor de un tercio de los estadounidenses dicen que no esperan con impaciencia estos cambios de hora que se producen dos veces al año. Y a casi dos tercios les gustaría eliminarlos por completo, frente a un 21% que no está seguro y un 16% al que le gustaría seguir adelantando y retrasando los relojes.

Pero los efectos van más allá de la simple incomodidad. Los investigadores están descubriendo que “adelantarse” cada mes de marzo está relacionado con graves efectos negativos para la salud, como un aumento de los infartos de miocardio y la privación de sueño de los adolescentes. En cambio, la vuelta a la hora estándar en otoño no está asociada a estos efectos sobre la salud, como señalamos mis coautores y yo en un comentario de 2020.

He estudiado los pros y los contras de estos rituales bianuales durante más de cinco años como profesor de neurología y pediatría y director de la división del sueño del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt. A mí y a muchos de mis colegas nos ha quedado claro que la transición al horario de verano cada primavera afecta a la salud inmediatamente después del cambio de reloj y también durante los casi ocho meses que los estadounidenses permanecen con el horario de verano.

Dos cambios de horario al año, pero muchas diferencias

Los estadounidenses están divididos sobre si prefieren el horario de verano permanente o el horario estándar permanente.

Sin embargo, los dos cambios de hora, por muy bruscos que sean, no son iguales.

El horario estándar es el que más se aproxima a la luz natural, con el sol directamente en lo alto al mediodía o cerca de él. En cambio, durante el horario de verano, de marzo a noviembre, el cambio de reloj resultante del horario de verano hace que la luz natural esté presente una hora más tarde por la mañana y una hora más tarde por la tarde, según la hora del reloj.

La luz matinal es esencial para ayudar a establecer los ritmos naturales del cuerpo: nos despierta y mejora nuestro estado de alerta. La luz matutina también mejora el estado de ánimo: las cajas de luz que simulan la luz natural se prescriben por la mañana para tratar el trastorno afectivo estacional.

Aunque aún no se conocen las razones exactas por las que la luz nos activa y beneficia nuestro estado de ánimo, esto puede deberse a los efectos de la luz sobre el aumento de los niveles de cortisol, una hormona que modula la respuesta al estrés, o al efecto de la luz sobre la amígdala, una parte del cerebro implicada en las emociones.

Los adolescentes también pueden sufrir una privación crónica del sueño debido a las actividades escolares, deportivas y sociales. Por ejemplo, muchos niños empiezan el colegio sobre las 8 de la mañana o antes. Esto significa que, durante el horario de verano, muchos jóvenes se levantan y van al colegio en plena oscuridad.

El conjunto de las pruebas es un buen argumento para adoptar el horario estándar permanente en todo el país, como declaré en una audiencia en el Congreso en marzo de 2022 y argumenté en una reciente declaración de posición para la Sociedad de Investigación del Sueño. Recientemente, la Asociación Médica Estadounidense abogó por la hora estándar permanente. Y a finales de 2022, México adoptó la hora estándar permanente, citando los beneficios para la salud, la productividad y el ahorro de energía.

La mayor ventaja del horario de verano es que proporciona una hora más de luz al final de la tarde o por la noche, según la época del año, para hacer deporte, ir de compras o comer al aire libre. Sin embargo, la exposición a la luz más avanzada la tarde durante casi ocho meses con el horario de verano tiene un precio. Esta luz vespertina prolongada retrasa la liberación cerebral de melatonina, la hormona que favorece la somnolencia, lo que a su vez interfiere en el sueño y hace que durmamos menos en general.

Como la pubertad también hace que la melatonina se libere más tarde por la noche, lo que significa que los adolescentes tienen un retraso en la señal natural que les ayuda a conciliar el sueño, son especialmente susceptibles a los problemas de sueño derivados de la luz nocturna prolongada. Este cambio en la melatonina durante la pubertad dura hasta los 20 años.

La geografía importa

La geografía también puede influir en cómo afecta a las personas el horario de verano. Un estudio demostró que las personas que viven en el extremo occidental de un huso horario, que reciben la luz más tarde por la mañana y más tarde por la noche, duermen menos que las que viven en el extremo oriental de un huso horario.

Este estudio descubrió que los residentes del extremo occidental tenían tasas más altas de obesidad, diabetes, enfermedades cardiacas y cáncer de mama, así como una renta per cápita más baja y costes sanitarios más elevados. Otras investigaciones han descubierto que las tasas de otros tipos de cáncer son más elevadas en el extremo occidental de un huso horario.

Los científicos creen que estos problemas de salud pueden deberse a una combinación de privación crónica de sueño y “desalineación circadiana”. El desajuste circadiano se refiere a un desajuste en la sincronización entre nuestros ritmos biológicos y el mundo exterior. En otras palabras, el horario del trabajo diario, la escuela o las rutinas de sueño se basan en el reloj, en lugar de en la salida y puesta del sol.

Publicidad

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.