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El Departamento de Energía anunció que está reuniendo la tecnología necesaria para hacer los ensayos de armas nucleares de forma más óptima, sin detonaciones. Te explicamos de qué se trata el proyecto Scorpius.
Científicos encargados de garantizar que el envejecido arsenal nuclear estadounidense esté apto para su utilización afirman que el año que viene comenzarán a transportar componentes cruciales al desierto de Nevada para preparar pruebas subterráneas, pero esta vez no se harán explosiones reales.
Desde 1992 cuando se prohibieron las pruebas subterráneas, los expertos de los laboratorios nacionales de defensa no han podido validar físicamente la eficacia y fiabilidad de las ojivas nucleares.
Durante la Guerra Fría, se hicieron varias explosiones nucleares para confirmar la eficacia de las armas. En la década de 1950 y principios de los años 1960, las detonaciones causaron nubes en forma de hongo que se elevaron hacia el cielo sobre los desiertos de Nuevo México y Nevada. Después, y hasta 1992, las pruebas se limitaron a explosiones subterráneas.
El pasado jueves, funcionarios del Departamento de Energía anunciaron que están a punto de reunir la tecnología necesaria para pasar a la etapa siguiente en la forma más óptima, sin detonaciones.
La intención es determinar si las envejecidas armas nucleares de la nación aún funcionan conforme a su diseño.
El proyecto Scorpius para probar armas nucleares
Jon Custer, director del proyecto Sandia, un laboratorio nacional de propiedad gubernamental y operado por contratistas del Departamento de Energía situado en Albuquerque, Nuevo México, afirma que el gobierno está preparando los ensayos nucleares para el año 2027.
Se trata del proyecto Scorpius, que tiene un presupuesto de 1,800 millones de dólares y se propone estudiar con mucho más detalle la implosión de un arma nuclear, pero sin una explosión y sin recurrir a modelos teóricos computarizados.
Custer refiere que los científicos implicados en el proyecto llaman a la prueba “hacerle cosquillas a la cola del dragón”.
“Es evidente que necesitamos saber que el arsenal funcionará si se necesita”, dijo Custer. “Si se tiene un vehículo en una estacionamiento durante 30 o 50 años y un día se le inserta la llave de ignición ¿Qué tanta confianza puede tenerse en que arrancará?”.
“Sucede lo mismo con nuestra disuasión nuclear. Han pasado más de 30 años desde que efectuamos una prueba subterránea de una explosión nuclear”, expresó Custer.
Ensayos a 1,000 pies de profundidad
La primera etapa del proyecto ya ha abarcado 10 años. En una nueva fase en los Laboratorios Nacionales Sandía en Nuevo México, se ha comenzado a ensamblar el inyector de rayos de electrones de alta energía, considerado la pieza más compleja de Scorpius, dijeron el jueves funcionarios del Departamento de Energía.
La máquina experimental tiene la longitud de una cancha de fútbol y se ubicará a 1.000 pies de profundidad en el Sitio de Seguridad Nacional de Nevada.
El Laboratorio Nacional Los Alamos en el norte de Nuevo México y el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore en California también participarán en el proyecto.
El inyector que se ensambla en Sandia es un acelerador linear de inducción que generará un haz de electrones de alta energía que colisionará contra un blanco de metal que generará rayos X, los cuales penetran los objetos sometidos a prueba.
A medida que el plutonio se comprime con potentes explosivos, un detector convertirá los rayos X en imágenes grabadas por una cámara sensible que puede captar imágenes a velocidades de 1,000 millones por segundo.
Esas imágenes de nanosegundos serán comparadas con las imágenes de los mismos eventos generados por códigos de supercomputadora para comprobar su precisión.
“Nada más se comporta como esto”, refirió Custer. “Entonces, la pregunta para nosotros es si estamos proporcionando datos precisos sobre el comportamiento del plutonio en nuestros códigos”.
Reforzar la disuación nuclear y destreza técnica de EEUU
Josh Leckbee, quien lideró el desarrollo y diseño del inyector para Scorpius, dijo que el ensayo proporcionará más confianza tanto en diseños existentes como en nuevos.
Los planes para este complicado proyecto han sido el enfoque de propuestas examinadas durante la última década durante un proceso de evaluación en el Departamento de Energía que busca y elimina errores conceptuales y técnicos antes de que se pueda comprometer el financiamiento. La aprobación final llegó a finales del año pasado.
El primer envío de componentes clave a Nevada está programado para comenzar en marzo. Se planean pruebas de montaje durante la mayor parte de 2025 antes de que el sitio de Nevada traslade el inyector bajo tierra.
“Esperamos establecer esta capacidad en 2027, llevar a cabo los primeros experimentos subcríticos utilizando estas nuevas capacidades para respaldar nuestra disuasión nuclear y demostrar una vez más nuestra destreza técnica como nación”, dijo Dave Funk, vicepresidente de Capacidades Mejoradas para Experimentos Subcríticos en el Nevada National Security Site.