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Se necesitaría una ley del Congreso para acortar el plazo obligatorio de seis meses antes de que los solicitantes de asilo puedan aplicar para obtener permisos de trabajo. Algunos líderes demócratas dicen que la administración Biden podría tomar medidas que no requerirían la aprobación del Congreso. Pero ninguna de las dos acciones parece probable.

Con la llegada de 100,000 migrantes a la ciudad de Nueva York tras cruzar la frontera con México en el último año, el alcalde Eric Adams y la gobernadora Kathy Hochul le imploran al presidente Biden, por encima de cualquier otra medida para aliviar la crisis: “¡Déjenlos trabajar!”.

En otras ciudades y estados del país, líderes demócratas cada vez más impacientes también han lanzado el mismo mensaje durante el último mes, alegando que la administración debe facilitar que los inmigrantes obtengan rápidamente su autorización de trabajo, para que así puedan pagarse la comida y la vivienda.

Pero acelerar los permisos de trabajo no es tan fácil, ni legal ni burocráticamente, dicen los expertos en el proceso. Políticamente, puede que sea imposible.

Se necesitaría una ley del Congreso para acortar el plazo obligatorio de seis meses antes de que los solicitantes de asilo puedan solicitar su permiso de trabajo. Algunos líderes demócratas dicen que la administración Biden podría tomar medidas que no requerirían la aprobación del Legislativo. Pero ninguna de las dos acciones parece probable.

Biden ya enfrenta ataques de republicanos que dicen que es demasiado blando con la inmigración, y su administración ha señalado la incapacidad del Congreso para llegar a un acuerdo sobre cambios integrales al sistema de inmigración estadounidense como justificación para otras medidas que ha tomado.

El Departamento de Seguridad Nacional ha enviado más de un millón de mensajes de texto instando a quienes reúnen los requisitos a solicitar permisos de trabajo, pero no ha mostrado ninguna inclinación a acelerar el proceso. Una acumulación de solicitudes significa que la espera para obtener un permiso de trabajo casi siempre dura más de seis meses.

Peticiones demócratas para agilizar el permiso de trabajo para los migrantes

A medida que aumentan las frustraciones, Hochul ha dicho que su oficina está considerando si el estado podría ofrecer permisos de trabajo, aunque tal medida seguramente generaría desafíos legales. La Casa Blanca ha descartado la idea.

En Chicago, donde se han asentado 13,000 inmigrantes en el último año, el alcalde Brandon Johnson y el gobernador de Illinois, J.B. Pritzker, escribieron al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, para pedir un ‘parole’ para los solicitantes de asilo, lo que, según dicen, les permitiría sortear la espera del permiso de trabajo.

La gobernadora de Massachusetts, Maura Healey, quien declaró el estado de emergencia por la afluencia de inmigrantes, escribió a Mayorkas que los permisos de trabajo representan “una oportunidad para satisfacer las necesidades de los empleadores, apoyar la economía y reducir la dependencia entre los recién llegados”. Y 19 fiscales generales estatales demócratas escribieron a Mayorkas que los permisos de trabajo reducirían la presión sobre el gobierno para brindar servicios sociales.

El gobierno federal ha hecho “prácticamente nada” para ayudar a las ciudades, denunció el concejal de Chicago André Vásquez, presidente del Comité de Derechos de Inmigrantes y Refugiados del Concejo Municipal.

Frustración entre los migrantes que esperan para poder trabajar

Los inmigrantes también están frustrados. Gilberto Pozo Ortiz, un cubano de 45 años, vive desde hace tres meses, a expensas de los contribuyentes, en un hotel en el norte del estado de Nueva York. Dice que su autorización de trabajo parece lejana mientras los trabajadores sociales lo guían a través de un complejo sistema de solicitud de asilo. “No quiero depender de nadie”, dijo Ortiz. “Quiero trabajar.”

Los inmigrantes que no pueden obtener permisos de trabajo han llenado los refugios para personas sin hogar en varias ciudades.

Con más de 60,000 en la ciudad de Nueva York esperando para obtener alojamiento, la ciudad ha alquilado espacios en hoteles, colocado catres en centros recreativos y levantado tiendas de campaña, todo ello con dinero público. La administración Adams ha estimado que la vivienda y el cuidado de los inmigrantes podrían costarle a la ciudad 12,000 millones de dólares en tres años.

“Este asunto destruirá la ciudad de Nueva York”, dijo Adams en un evento comunitario este mes. “No recibimos ningún apoyo en esta crisis nacional”, declaró.

Los defensores de los inmigrantes se han opuesto a los términos apocalípticos de Adams, diciendo que está exagerando el impacto potencial de los recién llegados en una ciudad de casi 8.8 millones de habitantes.

Los republicanos han aprovechado la discordia, poniendo a los demócratas a la defensiva de cara a las elecciones presidenciales del próximo año.

Muzaffar Chishti, abogado y miembro principal del no partidista Instituto de Política Migratoria, dijo que los llamados a autorizaciones de trabajo aceleradas tienen más que ver con una óptica política que con soluciones prácticas.

“No quieren decirle al electorado que no podemos hacer nada. Ningún político quiere decir eso. Así que se han convertido en una especie de nueva rueda chirriante que dice: ‘Danos autorización de trabajo’”, declaró. “Decir eso es mucho más fácil que entenderlo. Pero es una especie de, ya sabes, un buen comentario”.

Permisos de trabajo: mensajes, aplicaciones y asistencia legal para facilitar los trámites

Un paso que la mayoría coincide en que sería útil es brindar asistencia legal a los inmigrantes para que soliciten asilo y permiso de trabajo, aunque eso también ha resultado un desafío.

A nivel nacional, solo alrededor del 16% de los inmigrantes en edad de trabajar inscritos en un CBP One, una app de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU, ha solicitado permiso de trabajo, según la Casa Blanca.

Desde la introducción de CBP One en enero hasta finales de juliocasi 200,000 migrantes solicitantes de asilo la han utilizado para inscribirse en citas para ingresar a Estados Unidos por los cruces terrestres fronterizos con México.

Los funcionarios federales comenzaron recientemente a enviar notificaciones por correo electrónico y mensajes de texto para recordar a los no ciudadanos que son elegibles para presentar su solicitud de permiso de trabajo. Los funcionarios de la ciudad de Nueva York también han comenzado a encuestar a los solicitantes de asilo para determinar si son elegibles.

Ampliar TPS a otras nacionalidades

Otra opción que se ha manejado es ampliar el número de naciones cuyos ciudadanos califican para el Estatus de Protección Temporal (TPS) en EEUU.

Esa designación se otorga más comúnmente a lugares donde hay un conflicto armado o un desastre natural.

Sin embargo, la Casa Blanca podría mostrarse reacia a tomar medidas que pudieran interpretarse como un incentivo para atraer a inmigrantes a Estados Unidos.

Vuelve a aumentar el número de cruces ilegales por la frontera

Los arrestos por cruces ilegales de la frontera con México superaron los 177,000 en agosto, casi un 80% más que en junio, según dijo a la agencia AP un funcionario estadounidense bajo anonimato, ya que no está autorizado a divulgar estas cifras que aún no han sido publicadas.

Muchos son liberados en Estados Unidos para solicitar asilo en las cortes de inmigración, mientras que a 1,450 inmigrantes adicionales se les permite ingresar a Estados Unidos diariamente a través de CBP One.

En la espera, muchos de estos inmigrantes gravitan hacia una economía sumergida.

Elden Roja, que se ha dedicado esporádicamente a la jardinería y otros trabajos ocasionales por unos 15 dólares la hora, vive con su esposa e hijos, de 15 y 6 años, y unas 50 personas más en el vestíbulo de una comisaría de policía de Chicago. Cuando un compañero de trabajo venezolano lo saludó sonando la bocina de un vehículo, Roja sonrío y aseguró que pronto se compraría el suyo propio.

Si bien los obstáculos burocráticos pueden ser sustanciales, muchos inmigrantes logran superar el proceso.

José Vacca, venezolano, viajó con dos de sus primos desde Colombia, dejando atrás a sus familias para llegar básicamente a pie. Una vez en Texas, le dieron billetes de autobús gratuitos a la ciudad de Nueva York.

El joven de 22 años encontró allí un trabajo que le pagaba 15 dólares la hora, de forma clandestina. Después de obtener su autorización de trabajo temporal, su jefe le subió un dólar extra por hora.

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