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Noticias Telemundo

Un día después de salir del hospital, el papa dio inicio a la Semana Santa con una homilía en la que defendió a los “abandonados” del mundo. La plaza estaba abarrotada con unos 30,000 fieles, según la Santa Sede.

El papa Francisco presidió este domingo la misa del Domingo de Ramos, un día después de salir del hospital por una bronquitis, y en su homilía defendió a los “abandonados” del mundo: “Nadie puede ser marginado”; dijo ante miles de fieles y con la voz aún débil durante esta eucaristía que abre la Semana Santa.

“Jesús abandonado nos pide que tengamos ojos y corazón para los abandonados. Para nosotros, discípulos del Abandonado, nadie puede ser marginado; nadie puede ser abandonado a su suerte”, animó ante una plaza de San Pedro engalanada y abarrotada de fieles.

En este sentido, recordó a un mendigo muerto en la columnata vaticana “solo y abandonado” y que, dijo, representa a Cristo.

Muchos necesitan nuestra cercanía, muchos abandonados, también yo necesito que Jesús me acaricie, que esté cerca de mi, y por eso voy a buscarlo en los abandonados y en los solitarios”, refirió.

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