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Hola a todos, gracias a Dios estamos aquí una semana más listos para transmitir un mensaje que nos alentará.  La semana pasada hablamos de la protección absoluta que Dios nos da y que nos hace sentirnos respaldados. Ahora Dios puso en mi corazón compartirles dos versículos que nos ayudarán a caminar aún más erguidos pues nuestra carga será más ligera.

En los libros de Mateo, Marcos, Lucas y Juan encontramos la vida de Jesús y a mí en lo particular estos libros me emocionan mucho pues es Jesús mismo dándonos las mejores enseñanzas.  En Mateo 11:28-29 dice “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”.

Jesús nos dice que justo cuando más agobiados estamos y cuando sentimos que ya no podemos más es cuando debemos acudir a nuestro Padre pues en él encontraremos ese descanso. La fortaleza que necesitamos sólo Él no la dará. Al entregarle nuestras preocupaciones toda esa angustia se irá, podremos sentirnos tranquilos y confiados. Yo he visto esto de una manera increíble. Esto se logra al orar. Yo he entrado a mi cuarto de oración totalmente devastada y después de orar he salido de este misma habitación con una paz que nunca en mi vida había sentido, ni cuando mi vida “era color de rosa”.

Continúa diciendo “llevad mi yugo”. Yugo es una armazón de madera que uno a dos bueyes o mulas y que va colocado en sus cuellos. Yugo es sinónimo de dominio, unión, atadura. Luego dice “aprended de mí que soy manso y humilde de corazón” Manso es una cualidad realmente extraordinario que todos deberíamos tener y es sinónimo de sosegado, tranquilo, apacible. En proverbios 14:29 nos dice: “El sosegado abunda en prudencia, el impulsivo muestra gran necedad”. Jesús nos mostró en muchas ocasiones cómo reaccionar de esta manera. Es increíble ver la reacción de las personas cuando reaccionamos con mansedumbre. Y eso no significa que seamos “mensos” al contrario mostramos prudencia y sabiduría.

La humildad es otra cualidad única que caracterizó al Mesías. Una persona humilde es alguien que no presume de sus virtudes, alguien que se considera inferior a los demás, una persona de carácter enseñable. Una persona que reconoce que puede aprender siempre de los demás. La soberbia es lo contrario a la humildad y es la que nos impide recibir consejo de los demás pues pensamos que ya lo sabemos todo.

Una vez que acudimos al Señor con todas nuestras cargas, y nos mostramos mansos y humildes, él nos dice que hallaremos descanso para nuestras almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. Yo leo esto y en ese mismo momento siento que por fin dejo de cargar todo ese peso sobre mi espalda. El yugo que nos une a Dios no es como el que une a los bueyes, ni como el que nos une a otras personas y que de repente se hace pesado. Nuestra relación con Dios es la más hermosa de todas porque es un yugo que ni sentiremos pues Él nos ama de una manera inigualable. Procuremos esta relación con nuestro Creador y hagamos que crezca cada día más.  Él es nuestra fuente inagotable de paz, de energía y de sanidad. Sólo en Dios encontramos plenitud de gozo y bendiciones ilimitadas.

Te invito esta semana a tratar de imitar ese carácter apacible y humilde de Jesús quien vino a darnos el mejor de los ejemplos en todo. Y no me digas que Él pudo porque era hijo de Dios, pues cuando estuvo aquí en la tierra fue de carne y hueso. Tuvo las mismas necesidades que nosotros, fue tentado en todo y hallado sin culpa.

Nuestro Padre está ahí esperando que descansemos en Él!  No esperes más!

Les mando un fuerte abrazo y espero que su carga sea más ligera de ahora en adelante!

Hasta Pronto.

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