Fabiola Navarrete / Tu Tiempo Digital
Hola a todos, espero que este día esté siendo como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.
El Señor ha puesto en mi corazón transmitirles un mensaje que se encuentra en el Libro de Eclesiastés. En este libro encontramos consejos muy enriquecedores que nos ayudarán a vivir de una mejor manera. Al igual que el libro de proverbios, los mensajes que encontramos aquí están llenos de esa sabiduría que viene de lo alto.
Eclesiastés 5:7 dice “Donde abundan los sueños también abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú teme a Dios”.
En este versículo se está resumiendo lo que se escribió en los versículos que le anteceden y donde se nos pide ser cautelosos al hablar, ya que el que tiene mucho que decir, por lo general usa estas palabras para “alardear” sobre sí mismo y/o decir cosas que no son necesarias. Así también al hablar mucho nos arriesgamos a prometer cosas que probablemente no cumpliremos. Por eso ahí mismo en la Palabra nos dice “mejor es que no prometas”.
Entre más prudentes seamos, menos cosas comprometedoras diremos y estaremos diciendo sólo las cosas correctas que Dios ha puesto en nuestro corazón. Yo solía ser una persona que hablaba mucho, pero ahora gracias al Señor hablo sólo lo necesario. Esto lo he logrado al acudir a Dios antes que a nadie y desahogarme con Él. Es una bendición tener amigos o familiares que nos puedan dar un buen consejo, sin embargo recuerden que es Dios el mejor Consejero. Los seres humanos somos falibles, y de una u otra manera cometeremos errores. Dios es el único en quien podemos depositar nuestra confianza pues Él nos escucha con amor y atención y nos dará la mejor dirección.
Los sueños juegan un papel muy importante en la vida del hombre. De hecho se pasa gran parte de su vida persiguiendo sueños. Si estos sueños van de acuerdo al Propósito de Dios en nuestra vida, estará bien que perseveremos en ellos hasta alcanzarlos. Sin embargo, muchos de ellos provienen de las vanidades.
La vanidad es una expresión exagerada de la soberbia que es prima hermana de la arrogancia. Ambas nos separan del carácter humilde de ese varón perfecto que es Jesús, y a quien debemos intentar imitar.
El temor a Dios como ya lo hemos hablado, es el respetar y honrar a Dios haciendo lo que a Él le agrada. No es hacerlo por miedo, sino sabiendo que sólo así nos mantendremos alejados de los malos caminos y tomaremos las mejores decisiones. Es así como al temer a Dios seremos unas personas sensatas, que sólo hablan palabras de bendición.
Justo hoy que todos nosotros estamos viviendo problemas económicos pues el mundo entero atraviesa por una crisis financiera, debemos escuchar con atención las siguientes palabras del versículo 10 de este mismo capítulo 5 de Eclesiastés que dice “El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto”. O como también dice en 1 Timoteo 6:10 “porque raíz de todos los males es el amor al dinero”.
Es muy triste ver que cada día más personas se sienten perdidas al quedarse sin dinero. Su seguridad depende del dinero que tienen en su cuenta bancaria o debajo del colchón. Vivir así es algo muy feo y lo digo por experiencia. Es por eso que hoy más que juzgar a esta personas, pido que oremos por ellos para que Dios les de esa seguridad que necesitan y los llene de esa paz que los envolverá, evitando así que la ansiedad se apodere de su mente, alma y cuerpo.
El insomnio es un padecimiento que se presenta cada vez más en nuestro mundo, afectando y mermando la vida de tantos seres humanos que viven como zombies. Aquí mismo en la Palabra en el versículos 12 nos dice “Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia”
Una persona que tiene poco puede dormir más tranquila. El que tiene mucho se preocupa tanto por perderlo todo. Debemos dar gracias a Dios por lo que hoy tenemos. Valoremos cada pequeño detalle de nuestra vida. Vivir codiciando más y más eso nos aleja por completo de ese estado de constante contentamiento que Dios nos pide tener. Es el Señor quien nos bendecirá abundantemente si así lo quiere, pero no debemos estar preocupándonos por eso. Él lo hará a su manera y en su debido tiempo.
Deseo con todo mi corazón que a partir de hoy todos tengamos un descanso reparador y que salga de nuestro cuerpo toda ansiedad. Que reine en todo nuestro ser esa paz de Dios que sobre pasa todo entendimiento.
Los amo, les abrazo y primero Dios los veo muy pronto.
