Publicidad

Fabiola Navarrete/ Tu Tiempo Digital

Hola a todos espero que la Gracia del Señor siga siendo derramada sobre ustedes y les permita vivir en plenitud de gozo.

Hoy el Señor ha puesto en mi corazón hablar sobre la sana doctrina y las cualidades que deben tener las personas que la imparten. Al hablar de sana doctrina nos referimos a transmitir el mensaje de Dios de la manera más fiel posible, sin ser adulterada por otros pensamientos que la contaminen, ni tampoco por nuestra propia interpretación. Las escrituras se estudian y se deben comprender de la manera más literal posible.

En el libro de Tito en el capítulo 2, nos habla específicamente sobre este tema. Es el apóstol Pablo quien le escribe una carta a su hermano en la Fé, Tito. Aquí le da instrucciones detalladas acerca de las  cualidades que debían poseer las personas encargadas de enseñar la Palabra de Dios.  Tito se encontraba en el pueblo de Creta y Pablo ya había escuchado que los cretenses se encontraban en pecado; eran mentirosos, glotones, ociosos y profesaban conocer a Dios, pero con sus hechos lo negaban, siendo así reprobados en cuanto a toda buena obra.

Pablo le pide a Tito que escoja ancianos que tengan una conducta irreprensible; hombres cuyas palabras y actos tuvieran congruencia. Entre las cualidades que debían tener estaban: la sobriedad, seriedad, prudencia, amor, sanidad en la Fé y paciencia.

Asimismo, pedía que las ancianas fueran mujeres reverentes, no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien, que debían enseñar a las mujeres jóvenes a comportarse de una manera sensata y respetuosa.

También le pidió a Tito que exhortaran a los jóvenes a ser prudentes, serios e íntegros. Como bien sabemos, el futuro de cualquier pueblo depende de la juventud. Los siervos, a su vez, recibirían el mensaje de ser obedientes, leales y fieles a sus amos, para que con sus actos adornaran siempre la doctrina de Dios. 

Una vez dicho todo esto, Pablo deja un importante mensaje en el versículo 11 de este mismo capítulo que dice: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación de todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”.

La Gracia de Dios es un regalo inmerecido del que todos gozamos y que se hizo presente en el momento en que Dios entregó a su único hijo, Jesús, para morir por nuestros pecados. Sin embargo, el que tengamos este sublime regalo, no nos exenta de comportarnos como Dios nos pide. Sólo de esta manera lograremos que esa gracia viva y se refleje siempre a través de nosotros. En este mismo versículo nos explica que aún después de haber sido limpiados y purificados por la Gracia de Dios, nuestra conducta debe ser sobria, justa y piadosa.

La sobriedad no sólo se refiere al no estar bajo el efecto del alcohol, ésta es la sobriedad física. La sobriedad emocional se refiere a la moderación en la manera de comportarse y es sinónimo de la templanza y el dominio propio. Una persona sobria es alguien tranquilo que no reacciona de una manera alterada ante ninguna situación.

La justicia es el principio moral que nos permite dar a cada uno lo que le corresponde. Es sinónimo de equidad, rectitud e imparcialidad. Una persona justa no se inclinará hacia algo o alguien sólo por lo que piensa, será imparcial.

La piedad es el sentimiento de compasión que se siente por una persona que está sufriendo. Es sinónimo de compasión y misericordia. Una persona piadosa buscará siempre ayudar a su prójimo porque sentirá el dolor ajeno como suyo propio. Es una persona que siente empatía por los demás, es decir, que se pone en los zapatos del otro. 

Hoy más que nunca necesitamos cultivar estas tres cualidades y enseñarlas a nuestros hijos. Es de esta manera como lograremos hacer frente a todos los problemas que aquejan a este mundo. Intentemos ser sobrios, justos y piadosos, así veremos cómo todo cambia a nuestro alrededor.

Dios es celoso de buenas obras, así que busquemos con todo nuestro corazón tener una buena conducta para que el amor de Dios se refleje a través de nosotros y alcance cada vez más a otras personas que aún no saben vivir bajo la Gracia de Dios y no han experimentado su inagotable amor.

Los amo, les abrazo, y primero Dios los veo muy pronto!.

Publicidad

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.