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La caldera de Long Valley está situada al este de la cordillera central de Sierra Nevada y se formó como consecuencia de una voluminosa erupción hace unos 760,000 años, explica el Servicio Geológico de EEUU.

La reciente actividad sísmica en dos puntos del mundo despertó el temor entre sus habitantes a que el volcán que tienen cerca haga erupción. Se trata del Long Valley Caldera en California y el Campi Flegrei en Italia.

Ambos volcanes no han registrado una erupción en cientos de años, pero tanto expertos como pobladores están alerta a las señales que se ven en el terreno. Los pequeños sismos podrían anunciar una erupción, sin embargo, los investigadores no podrían predecir cuándo sería porque es un tema complejo.

California registra sismos frecuentemente, por lo cual esa no es una señal contundente

La caldera de Long Valley está situada al este de la cordillera central de Sierra Nevada y se formó como consecuencia de la voluminosa erupción de Bishop, considerada una “supererupción”, hace unos 760,000 años, explica el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS por sus siglas en inglés).

La posibilidad de que se produzcan terremotos, inundaciones e incendios forestales es un hecho ampliamente reconocido en California. No puede decirse lo mismo de las erupciones volcánicas, a pesar de que se producen en el estado con tanta frecuencia como los temblores de la Falla de San Andrés.

En los últimos 1,000 años se han producido al menos diez erupciones y las futuras erupciones volcánicas son inevitables, dice el USG.

“Aunque a veces es posible prever la actividad volcánica, las erupciones, al igual que los terremotos o los tsunamis, no pueden prevenirse. Comprender los peligros e identificar qué y quién está en peligro es el primer paso para mitigar el riesgo volcánico y aumentar la resiliencia de la comunidad ante los peligros volcánicos”, dice el USGS.

El USGS monitorea constantemente los sismos en la zona y el menos registra unos 40 al mes, pero todos de baja intensidad, por lo que para ellos, los sismos, así sean menores no representa un señal de posible actividad volcánica.

En Italia, los sismos no son tan comunes

Los alrededores del volcán Campi Flegrei han sido escenario de una creciente actividad sísmica en septiembre y octubre, con una serie de temblores menores. El 27 de septiembre se registró un sismo de magnitud 4.2, el más fuerte que se ha registrado en la zona en 40 años.

Los expertos advierten de que los temblores que sacuden a esta ciudad italiana podrían anunciar una erupción. En caso de hacer erupción, el volcán Campi Flegrei, que entró en erupción por última vez en 1538, pondría en peligro a medio millón de habitantes.

Por qué son llamados ‘supervolcanes’

Tanto Campi Flegrei como la caldera de Long Valley se conocen como ‘supervolcanes’, término utilizado para describir un volcán que en un momento dado ha hecho erupción más de 240 millas cúbicas de material volcánico, dice el USGS

Aunque Campi Flegrei y Long Valley son capaces de provocar enormes explosiones, el nombre de ‘supervolcán’ puede hacerlos parecer más peligrosos de lo que son.

El volcán Campi Flegrei, situado al oeste de Nápoles, mide unas 7.4 por 9.3 millas.

Es una caldera activa o el hueco que queda tras una erupción, y es la mayor de Europa pues se extiende desde las afueras de Nápoles hasta el mar. Aunque Campi Flegrei no tiene un cono volcánico tan característico, no hay que subestimarlo. Su erupción hace 40,000 años fue la más potente del Mediterráneo y afectó al clima de todo el mundo.

El vulcanólogo Sandro De Vita, de 63 años, afirma que es probable que los temblores continúen durante un tiempo, ya que el gas del magma se expande hacia arriba, fracturando el suelo.

Los lugareños comparan la actividad actual con la de principios de la década de 1980, cuando se producían hasta 500 temblores diarios, pero De Vita afirma que los sismo son menos numerosos y menos intensos. No se esperan temblores de magnitud superior a 5.0, aunque siguen siendo potencialmente peligrosos. Los sismos provocados por volcanes son muy superficiales y pueden dañar edificios.

En el caso de la caldera de Long Valley, aunque también hay un repunte de la actividad sísmica, los científicos se han mostrado menos preocupados porque ocurra una erupción en un futuro próximo. Esto se debe a que ha habido indicios de que el magma que hay debajo se ha ido enfriando, según un reporte publicado el mes pasado en Science Advances. A pesar de eso, ambos volcanes están en constante vigilancia en caso de que un día decidan despertar de su sueño.

El volcán Popocatépetl arroja lava, ceniza y vapor, visto desde Santiago Xalitzintla, México, la madrugada del jueves 25 de mayo de 2023. (AP Foto/Marco Ugarte)
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