Fabiola Navarrete/ Tu Tiempo Digital
Hola a todos, espero que el amor inagotable de Nuestro Padre invada sus corazones y les permita disfrutar de esa paz que sobre pasa todo entendimiento.
Seguimos rodeados de noticias no muy alentadoras y parece que esta pandemia aún no tiene para cuando terminar. Aún no sabemos bien cuando estará la vacuna disponible y si vamos a ir hacia adelante o hacia atrás como se he podido observar ya en muchos países. Los casos de COVID 19 y las muertes han ido en aumento a nivel mundial y por eso los gobiernos han tenido que volver a implementar más restricciones.
Todo esto ha generado altos niveles de ansiedad en la población y es por eso que hoy el Señor ha puesto en mi corazón transmitir este mensaje. Dios no quiere que nos sintamos desprotegidos, y no quiere ver que la ansiedad y la desesperación se apoderen de nosotros. Vayamos a su presencia y pidamos su protección, pues sólo en sus brazos vamos a estar seguros.
Hoy leeremos un versículo que se encuentra en el Capítulo 8 de Proverbios. En este capítulo nos están recordando la importancia de la sabiduría en nuestra vida. Nos dice que es más valiosa la sabiduría que las piedras preciosas. El versículo 17 es uno de los primeros que yo me aprendí y estoy segura que les ayudará a todos ustedes a sentirse aún más protegidos por Nuestro Padre.
Proverbios 8:17 dice “Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan”. Hay una frase muy famoso en el lenguaje coloquial que nos dice “Al que madruga, Dios le ayuda”. No hay nada más cierto que esto, pues a Dios le agrada que le demos la primicia de todo, y también de nuestro tiempo. Si tú te despiertas y en lugar de tomar tu celular o repasar mentalmente la lista de pendientes, vas y buscas la presencia de Dios, tendrás un día lleno de bendiciones. Recuerda siempre agradecer primero por estar vivos y por todo lo que tienes a tu alrededor.
¿Quiénes son los que aman a Dios? Son los que han visto su hermosura, y han tenido su amor derramado en sus corazones, siendo así testigos de una paz que no puede ser explicada y que los mantiene gozosos, aun cuando están atravesando situaciones adversas.
El Señor tiene reservadas las verdaderas riquezas del cielo para aquellos que le aman con todo su corazón, con toda su alma y con toda su mente. Estas riquezas son bendiciones duraderas que vienen de Nuestro Padre y que nos llenan por completo y no como las riquezas que nos ofrece este mundo y que así como llegan se van. El Señor además de riquezas, nos dará de su fruto y cuál es este fruto. En el versículo 19 nos dice “Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado”.
Cuando tu entregas el primer momento de tu día al Señor lo hallarás, te dará las riquezas del cielo, te dará el mejor fruto y además, te guiará por sendas de justicia como nos dice en el versículo 20 “Por vereda de justicia guiaré, por en medio de sendas de juicio”. Como sabemos Dios es el único que sabe impartir la justicia de manera perfecta y es por eso que sabrá cuáles serán los caminos que más nos convienen. No salgas de tu casa sin la bendición de Dios y sin pedirle que guíe tus caminos.
Por si no fuera ya demasiado todo esto que nos ofrece el Señor por amarlo y buscarlo cada mañana, aún nos promete algo más en el versículo 21 “Para hacer que los que me aman tengan su heredad y que yo llene sus tesoros”. Esta es una de las mejores promesas que Dios nos hace, pues nos recuerda que somos hijos de un Rey, herederos de sus riquezas y coherederos junto con Cristo Jesús.
Yo espero que cada mañana tú creas con todo tu corazón que eres un Hijo de Dios y que mereces vivir en plenitud de gozo. El Señor abrirá las puertas de la bendición y cerrará las puertas de la escasez. Tan sólo cree que así será.
Hoy me despido como lo hizo el Apóstol Pablo en Efesios 6:24 “Que la gracia sea con todos los que aman a Nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable”.
Los amo, les abrazo y primero Dios los veo muy pronto!.
