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Cada día 196 estadounidenses mueren por sobredosis de fentanilo y las autoridades aseguran que los hijos de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán abonaron en buena medida a esta crisis de salud pública. Ovidio Guzmán, conocido como ‘El Ratón’, enfrenta una acusación en Manhattan por liderar una operación para traficar la droga sintética y obtener 1,000 millones de dólares.
Ovidio Guzmán López, uno de los hijos del narcotraficante Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, debe comparecer este lunes por primera vez en un tribunal federal de Chicago para responder por una larga lista de cargos, entre los que se incluye dirigir una masiva operación ilícita para enviar fentanilo a Estados Unidos.
El Departamento de Justicia alega que Guzmán López y sus hermanos mayores lideran “la operación de tráfico de fentanilo más grande, violenta y prolífica del mundo”.
Pero este capo apodado ‘El Ratón’ es el encargado de coordinar un negocio criminal que ha generado una crisis de salud, dejando una larga estela de muertes por sobredosis, describe la acusación.
Ovidio Guzmán, de 33 años, era el rey de un emporio internacional de fentanilo. Un cálculo conservador señala que obtuvo unos 10 millones de dólares al año por el polvo y las pastillas del narcótico que sus operadores producían en laboratorios ocultos en la sierra y en casas de Sinaloa.
Tomando ese estimado, ‘Los Chapitos’ podrían haber obtenido desde 2014 (fecha en que inició la conspiración, según se lee en el expediente judicial) alrededor de 1,000 millones de dólares de la venta de fentanilo. Ahora el gobierno de Estados Unidos está buscando decomisarles todo ese dinero, así como bienes y propiedades.
El caso contra Ovidio Guzmán por el tráfico de fentanilo fue interpuesto en una corte federal de Manhattan, en el Distrito Sur de Nueva York. Es el único que aparece en esa denuncia penal, la cual resalta que, al cometer el delito, usó ametralladoras y explosivos.
Al tiempo, el joven narco echó mano de un sofisticado sistema para mover el dinero obtenido de la distribución de esa droga, desde el transporte de efectivo, hasta transferencias bancarias ocultas.
Los inicios de Ovidio Guzmán con el fentanilo
Desde que el fiscal general Merrick Garland anunció en abril esta acusación, se desplomaron los decomisos de fentanilo en las garitas. Aquel mes, agentes fronterizos batieron un récord al incautar 3,220 libras de esa droga sintética. Pero en julio pasado las confiscaciones bajaron a 1,788 libras.
En 2014, cuando tenía alrededor de 24 años, Ovidio Guzmán quedó al frente del primer laboratorio de fentanilo que fue instalado en una casa de Culiacán.
Su padre ‘El Chapo’ había mandado a miembros de su cartel a China para que exploraran el negocio ilícito que venía. El cartel tenía entonces la mayor parte de su producción de metanfetamina en Huatabampo, Sonora. Su hijo Édgar Guzmán López era el encargado de traer efedrina desde Argentina y, cuando lo asesinaron a balazos en 2008, Ovidio Guzmán tomó su puesto. Tenía 18 años.
Las primeras píldoras de fentanilo que se elaboraron bajo la supervisión de ‘El Ratón’ eran llevadas a casas de seguridad en Tijuana y luego las cruzaban a Estados Unidos.
“Desde esos primeros días, la manufactura de fentanilo del cartel ha explotado y la demanda por una droga muy peligrosa y potencialmente letal han crecido significativamente”, señala la acusación criminal.
El Departamento de Justicia asegura que el éxito de ese negocio se debe en parte a que el cartel ha llevado a los consumidores de distintas drogas al fentanilo, al mezclarlo con otros narcóticos.
Esa estrategia inclusive afectó a los vendedores de heroína y la solución de Ovidio Guzmán fue establecer un sitio en la Ciudad de México donde éstos pueden comprarle el opioide para agregarlo a su mercancía.
La influencia criminal de Ovidio Guzmán llega hasta la zona metropolitana de Los Ángeles, en California, donde sus operadores almacenan decenas de miles de pastillas y kilos de fentanilo en polvo, y envían el producto al resto del país, cada vez más usando el servicio de paquetería.
Los actos violentos del hijo de ‘El Chapo’
Ovidio Guzmán no lo habría logrado sin la brutalidad de sus hermanos Joaquín Guzmán López, Iván Archivaldo Guzmán Salazar y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, quienes se encargan de manejar el sistema que le permite a su facción seguir existiendo. Desde la entrega de sobornos a policías corruptos y la compra del arsenal que portan sus sicarios, hasta las torturas y asesinatos de sus rivales.
‘El Ratón’ también maneja sus negocios con mano de hierro. Las autoridades alegan que sus operadores en Los Ángeles le ordenaron en julio de 2019 a un integrante de su grupo, quien terminó cooperando con las autoridades, que asesinara a una persona que había comprado fentanilo y no quería pagar su deuda. Un sicario contratado lo baleó, pero sobrevivió al ataque.
A ese informante le pidieron hacerse cargo de varios sitios en Los Ángeles donde escondían cargamentos de fentanilo. Hasta que el 28 de mayo de 2019 se metió en problemas porque agentes antinarcóticos de la DEA decomisaron unas 22 libras que le pertenecían al menor de ‘Los Chapitos’. Ya que no quiso hacerse cargo de esa pérdida, el cartel secuestró a su hermano durante tres meses y lo torturaron ahogándolo con agua para que les dijera dónde se escondía su familiar.
Hay otro incidente perturbador que describen los fiscales es el caso de una mujer a la que debían matar a balazos, pero decidieron someterla a un método más cruel. “Le inyectaron repetidamente fentanilo hasta que sufrió una sobredosis y murió”, describió el fiscal Garland en una conferencia en abril pasado.
Además, indicó el funcionario, “dos de los acusados probaron la potencia del fentanilo del cartel en personas que estaban atadas”.
El monopolio del fentanilo
El plan de Ovidio Guzmán era “centralizar” la fabricación del fentanilo en Sinaloa para hacer un “monopolio” que le permitiera vender un opioide más potente y barato en las calles de Estados Unidos. Lo dijo en una reunión con jefes del cartel en un rancho de Sinaloa, que resguardaban unos 40 sicarios y 6 vehículos acorazados que tenían ametralladoras montadas, de acuerdo con la acusación.
En ese encuentro, ‘El Ratón’ advirtió que la agencia antinarcóticos DEA se había enfocado en el fentanilo porque había muertes cuando la fórmula de preparación fallaba. “Finalmente, Ovidio Guzmán acordó vender fentanilo en Los Ángeles, diciendo que aceptaría pagos en la Ciudad de México”, se lee en el expediente judicial.
Entre los responsables de suministrar los químicos base al grupo de Ovidio Guzmán están los hermanos Ludim Zamudio Lerma y Luis Alfonso Zamudio Lerma, según el Departamento del Tesoro. Estos hermanos son de inmobiliarias, empresas exportadoras, una ferretería y una farmacia en Culiacán. Ambos fueron fichados por el gobierno estadounidense a finales de febrero.
Las ganancias de ‘Los Chapitos’ son inmensas. De dos libras de precursores químicos que compran por 800 dólares, este grupo elabora unas 415,000 píldoras de fentanilo o 4 kilogramos de polvo. Cada píldora se vende por a partir de 50 centavos en Estados Unidos, pero el precio sube a 3 dólares en Nueva York. Eso hace que una inversión de 800 dólares se convierta en una utilidad de hasta 640,000 dólares.
El fentanilo, la última herencia criminal de ‘El Chapo’, se padece en las calles de Estados Unidos. Más de 70,000 personas mueren cada año en este país a causa del fentanilo, que inclusive fabrican con diseños y colores semejantes a golosinas, para captar a un mercado más joven. Es el “fentanilo arcoíris”.
Los hispanos también han sido golpeados por esta crisis de salud, a pesar de que han tenido tasas de sobredosis históricamente más bajas en comparación con los blancos. En promedio, cada día 196 estadounidenses mueren por consumo excesivo de fentanilo.
En marzo, la DEA emitió una alerta al público por una todavía más peligrosa combinación de fentanilo con xilazina, un poderoso sedante para caballos que también es conocido como ‘tranq’. Policías antinarcóticos habían decomisado esta mezcla en 48 de los 50 estados del país. El año pasado, el 23% del polvo de fentanilo y el 7% de las píldoras incautadas tenían xilazina, advirtió la dependencia.
“Los carteles de Sinaloa y Jalisco están operando en más de 40 países alrededor del mundo y trafican fentanilo y metanfetamina”, declaró entonces Anne Milgram, administradora de la DEA. “Están causando daños catastróficos en comunidades de todo Estados Unidos”, acotó.