Publicidad

AP News

Cuando Beijing recibió los Juegos Olímpicos de Verano de 2008, el Comité Olímpico Internacional predijo que los Juegos podrían mejorar los derechos humanos, y los políticos chinos insinuaron lo mismo. Tal conversación está casi ausente esta vez, ya que los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022 se inauguran en poco más de una semana.
Los Juegos son un recordatorio tanto del ascenso de China como de su desprecio por las libertades civiles, lo que ha provocado un boicot diplomático liderado por EE. UU. Los grupos de derechos humanos han documentado trabajos forzados, detenciones masivas y torturas, y Estados Unidos ha calificado de genocidio el internamiento en China de al menos 1 millón de uigures.
China también ha sido objeto de críticas por la casi desaparición de la vista del público de la estrella del tenis Peng Shuai después de que acusara a un exmiembro del gobernante Partido Comunista de agredirla sexualmente.
Pero con más influencia política, económica y militar que hace 13 años y medio, China parece estar menos preocupada por el escrutinio global esta vez. Y la pandemia de COVID-19 le ha dado aún más control sobre los Juegos Olímpicos, particularmente con el aislamiento de los periodistas visitantes, separados en una “burbuja” de la población china.
Abrir foto
Publicidad

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.