Fabiola Navarrete/ Tu Tiempo Digital
Hola a todos, con un corazón agradecido al ver todo lo que Dios derrama sobre nosotros cada día me dirijo a ustedes esperando que este mensaje llegue a cada persona que hoy ha decidido abrir su corazón a Dios.
Pedirle cosas a Dios es algo que se nos facilita y más cuando estamos en aprietos. Sin embargo, creo que es poco lo que sabemos acerca de cómo deben ser nuestras peticiones. Hoy hablaremos sobre cómo saber pedir al Señor a través de un mensaje que se encuentra en Hebreos Capítulo 13.
Aquí el apóstol Pablo nos recuerda que debemos amar a nuestro prójimo al hablarnos del “amor fraternal” que es el que se da entre hermanos en Cristo o amigos. Nos pide también que seamos buenos anfitriones y que veamos por las necesidades de los demás.
En Hebreos 13:5 dice: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque Él dijo: No te desampararé, ni te dejaré”. Esta cita me gusta mucho porque la veo como la combinación de otras dos citas que son de mis favoritas.
Una de ellas está en Filipenses 4:6 y dice “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego con acción de gracias” La segunda es Isaías 41:10 “No temas porque yo estoy contigo; no desmayes porque yo soy tu Dios que te fortalezco; siempre te ayudaré; siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
Que bendición tan grande saber que estos mensajes que encontramos en la biblia se complementan unos a otros y juntos nos reiteran una y otra vez, lo que Dios nos pide que hagamos para que nos vaya bien en todo.
Si nosotros pedimos cosas que van alejadas de lo que Dios tiene para nosotros, no las vamos a recibir y menos si son enfocadas a cubrir solo necesidades materiales. Dios nos quiere prosperar en todo pero hay cosas que son más importantes que esa cosas vanas que de repente pedimos, además, Dios nos quiere ver primero agradecidos con los que tenemos.
Nuestras oraciones debieran empezar agradeciendo todo eso que hoy tenemos y declarándole a Dios nuestro amor y fidelidad. Así también, debemos orar por otros porque ahí es cuando demostramos ese amor fraternal. El verdadero amor por los demás se demuestra orando por ellos. También debemos orar por los que nos ofenden porque sólo así sabremos que hemos perdonado de corazón y no sólo de labios.
Es así como llegamos al versículo con el que hoy nos despediremos y donde Dios nos recuerda que estará ahí siempre para nosotros. Hebreo 13:6: “De tal manera decimos confiadamente: El Señor es mi ayudador no temeré lo que me pueda hacer el hombre”.
Una vez que agradecemos y pedimos por los demás entonces podemos también pedir al Señor los anhelos de nuestro corazón. Al hacer esto, sentiremos esa gran confianza de que Él lo hará, porque nunca nos falla. Es el Señor quien ha estado a nuestro lado siempre y aun cuando los demás nos dejen, Él nunca lo hará. Dios es nuestro amparo, nuestro refugio, nuestra fortaleza y nuestro lugar seguro. Antes de buscar ayuda con alguien más, vayamos primero a Dios porque será Él quien nos dará la verdadera solución a nuestros problemas.
No hay nada en este mundo que te pueda dañar si tú te mantienes bajo la sombra del Omnipotente y ningún otro ser humano te dañará porque Dios saldrá a tu rescate. Recuerda que incluso antes de que alguien te dañe, Dios está ahí protegiéndote de lo que están conspirando en tu contra y deshaciendo todo plan que apenas estén tramando contra ti.
Gracias Señor por ser nuestro Ayudador y por estar siempre abriéndonos camino y acompañándonos en todo momento. Te amamos y nos sentimos inmensamente protegidos en tus brazos.
Les amo, les abrazo y primero Dios los veo muy pronto.