Faby Navarrete/ Tu Tiempo Digital
Hola a todos, con la certeza total de que Dios seguirá obrando en cada uno de nosotros les saludo hoy. Sigo pidiendo al Señor que nos siga moldeando hasta que seamos esas hermosas vasijas que Él, desde un principio, ha querido que seamos.
Recordemos que Dios terminará la obra que ha empezado en nosotros sin importar el tiempo que le tome. Nuestras malas decisiones, nuestra necedad, nuestro orgullo y desobediencia nos han separado de ese diseño perfecto que Dios nos dio. Sin embargo, nunca es tarde para retomar el camino de regreso al Padre.
El mensaje de hoy nos alentará a seguir fuertes de la mano de Dios para cumplir ese Propósito que Él nos otorgó. Así también dará esperanza y fortaleza a todos aquellos que piensan que para ellos ya no hay tiempo y que han pe
rdido ya todas las oportunidades que Dios les ha dado.
En este momento hay muchas personas que se sienten decaídas, que sienten que su vida no vale nada y que no lograrán enderezar su camino. Afrontar las consecuencias de nuestros actos es algo muy difícil que nadie puede evitar. Aquel que quiere evadir esta etapa caerá aún más bajo y le costará más tiempo levantarse.
Hoy el Señor te dice levántate, esfuérzate y recibe de mí el valor que necesitas para ser una mejor persona y para resarcir el daño que has causado. Dios está esperando que sólo te rindas y que dejes de hacer las cosas a tu manera. Acepta su ayuda y su dirección y verás que todo lo que hoy se ve imposible, mañana será una hermosa realidad.
En esta época en la que celebramos el nacimiento de nuestro Redentor, te recuerdo un versículo que nos dice claramente lo que Jesús es para cada uno de nosotros. En aquel entonces fue sólo una profecía sobre el Mesías, pero a nosotros ya nos tocó vivir después de Cristo así que debe ser más fácil reconocer tod
o lo que vino a regalarnos.
Isaías 9:6 “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”.
Jesús nació con todas las cualidades propias de
un ser humano, por eso dice “niño nos es dado”, pero es el hijo de Dios y fue nuestro Padre quien lo mandó a este mundo para que muriese por todos nuestros pecados, demostrándonos así, lo mucho que nos ama.
A Jesús le tocó una muy difícil tarea pues vino a modelarnos el comportamiento que como hijos de Dios debemos de tener, y lo hizo desde su condición humana para que nosotros no tuviéramos excusa de decir que Jesús lo soportó porque tenía súper poderes. Su único poder fue su Fe Inquebrantable y su obedie
ncia. Eso es algo que también nosotros tenemos y que debemos practicar para que podamos ser unos buenos hijos, tal como lo es Él.
Jesús tuvo una gran responsabilidad de ser el hijo mayor que debía dar un buen ejemplo a sus hermanos menores. No sé tú pero para mí, saber que Cristo es mi hermano mayor y que sigue intercediendo por mí ante el Padre, me llena de mucha paz y tranquilidad, además de hacerme sentir protegida. Jesús desempeñó su papel de hijo mayor de una manera intachable.
Ahora bien, hablando de esos nombres que se le atribuyen a Jesús y que muestran sólo algunas de sus cualidades, empecemos con Admirable. Alguien admirable es aquel que sobrepasa toda expectativa y sin duda, Jesús rebasó todo aquello que se esperaba de Él.
Consejero. Jesús es nuestro mejor amigo porque de Él recibiremos siempre el mejor consejo. Además de que estará ahí dándonos la mano para que juntos pasemos por esas situaciones difíciles. También estará ahí para dar
te el mejor abrazo al llegar a la meta.
Dios Fuerte. Jesús es nuestro puente de comunicación con el Padre, así que a través de Él logramos que Dios sea quien pelee nuestras batallas y nos de la victoria. Tenemos un Padre y un hermano mayor que están siempre listos para defendernos.
Padre Eterno. El amor de Jesús, al igual que el del Padre, es un amor inagotable y su Fidelidad es para siempre. Ninguno de los dos nos fallará nunca.
Príncipe de Paz. Si algo hizo Jesús de manera majestuosa fue enseñarnos a conciliar la paz en todo momento. Él vino a dar amor a todos sin importar su apariencia, status social o el pecado que habían cometido y dejó claro que ninguno de nosotros es quien para juzgar a otros. Así también, con su humildad nos enseñó que no somos mejor que nadie y que debemos amarnos los unos a los otros.
Dios está a una oración de distancia de nosotros y lo mejor que podemos hacer en esta Navidad es entregarle nuestro corazón y el control total de nuestra vida. Honremos a Jesús de la mejor manera que es actuando siempre c
omo a Dios le agrada y mostrando amor, compasión, tolerancia, humildad, dominio propio y bondad.
Señor, te agradecemos por todo lo que nos has dado y te pedimos que nos permitas conducirnos de la mejor manera en esta época en donde estamos celebrando el nacimiento de Jesús. Que el amor de Dios sea lo que más brille en esta Navidad.
Les amo, les abrazo y primero Dios los veo muy pronto.