Publicidad

Tu Tiempo Digital

Hola a todos con una paz que es difícil expresar con palabras les saludo hoy y pido al Señor que siga siendo Él quien derrame esta paz sobre cada uno de ustedes y sus familias.

Sentirnos tristes es algo que parece inevitable sobre todo porque las malas noticias están siempre a la orden de día. Sin embargo, debemos recordar que en cuanto nos sintamos desalentados, debemos ir corriendo a los brazos de Papá pues sólo Él nos dará el consuelo que necesitamos para recuperar nuestro ánimo.

El Señor sabe bien lo que hay en nuestro corazón y siente, junto con nosotros, ese dolor que nos está haciendo daño. En Juan Capítulo 16, del versículo 16 al 24, Jesús nos deja un maravilloso mensaje que se subtitula “La tristeza se convertirá en gozo”.

Juan 16:20: “De cierto, de cierto os digo que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo”.

Dios es experto en convertir nuestras lágrimas en risas. Nuestro corazón puede estar destrozado pero si oramos y le pedimos al Señor, que sane nuestra heridas, Él hará que ese sollozo se convierta en gozo. Es increíble lo que una oración de corazón puede lograr.

Cuando Jesús dijo estas palabras, hizo referencia al momento en el que una mujer da a luz a su hijo. Ese dolor intenso que siente esta mujer cuando está teniendo los dolores de parto, la hacen sentir desconsolada y piensa que no lo logrará, pero al escuchar por fin el llanto de su hijo, de inmediato, esa angustia se convierte en una inmensa alegría. 

Cuando Jesús les estaba diciendo que se iría, les dijo que no se quedaran tristes porque les mandaría al Consolador, Al Espíritu de Verdad, el Espíritu Santo. Dios cumplió su promesa y este Espíritu vino a consolarnos y está dentro de cada uno de nosotros para ayudarnos a tomar las mejores decisiones y alentarnos a seguir en el camino correcto.

Otro mensaje muy importante que encontramos en este mismo capítulo y que es también muy alentador, es acerca de la certeza que debemos tener acerca de que todo cuanto le pedimos a Dios será cumplido. Juan 16:23-24: “De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.

Dios concede nuestras peticiones siempre y cuando vayan de acuerdo a ese Propósito que Él tiene para nosotros. Así también cuando esas peticiones no son egoístas, vanas, o que afecten a terceros. Si tú pides algo con todo tu corazón Dios sabrá que estás siendo sincero, pues sólo Él conoce nuestros corazones. 

Cuando Jesús dio este mensaje  las oraciones no se hacían en Su Nombre. Así que nosotros tenemos esa gran ventaja de poder pedir todo en Nombre de Jesús y tener la certeza de que Nuestro Padre Celestial nos cumplirá esa petición. Jesús es nuestro intercesor y quiere que vivamos en plenitud de gozo. Nadie se esmerará más que Dios, Jesús y el Espíritu Santo por ayudarnos a lograr todo aquello que anhelamos.

Esas lágrimas que un día derramamos se convertirán en piedras preciosas que formarán esa corona que Dios tiene preparada para cada uno de nosotros.

Me despido con estas palabras que el Rey David le dijo a Dios en el Salmo 51:8: “Haznos Señor oír el gozo y alegría; que se regocijen nuestros huesos quebrantados”.

Les amo, les abrazo y primero Dios los veo muy pronto.

Publicidad

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.