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Noticias Telemundo

Hasta ahora los latinos se habían librado de lo peor de esta epidemia que comenzó con los analgésicos recetados. Pero la crisis se está transformando y cada vez mueren más hispanos, negros y nativoamericanos. ¿A qué se debe el cambio?

El año pasado, unas 100,000 personas murieron por sobredosis en Estados Unidos. De ellas, dos tercios a causa del fentanilo, un opioide recetado que se trafica de manera ilegal y que es hoy una de las principales causas de muerte en Estados Unidos entre los 18 y 49 años, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

El perfil de quienes mueren por los opioides hasta ahora se consideraba como personas blancas en pueblos de estados como West Virginia, Ohio o Kentucky. Pero ahora, por primera vez, las personas negras y los nativoamericanos están muriendo más que los blancos, y aunque aún en números menores (excepto por los puertorriqueños), las muertes entre hispanos se han disparado en los últimos años, casi triplicándose desde 2011. 

“Los hispanos todavía en general, menos los puertorriqueños, tienen tasas más bajas, pero ves que están aumentando, entonces es realmente preocupante”, le dijo a Noticias Telemundo Magdalena Cerdá, profesora y directora del Centro de Epidemiología y Políticas de Opioides de la Universidad de Nueva York.

¿Por qué están muriendo más las personas de minorías? ¿Cómo llegamos aquí? Para entenderlo primero hay que entender cómo se ha transformado la epidemia de los opioides a través de los años.

Narcotraficantes de bata blanca y los opioides recetados para el dolor

La crisis comenzó en 1996 con el OxyContin, el analgésico opioide creado por Purdue Pharma con el que la gigante farmacéutica ganó miles de millones de dólares y se convirtió en la droga más vendida de la historia.

Tras 10 años, decenas de miles de fallecidos y cientos de demandas e investigaciones, Purdue se «declaró culpable de etiquetar erróneamente el OxyContin con la intención de defraudar o engañar»: las investigaciones federales encontraron que, con sus tácticas de mercadeo, hicieron que millones de estadounidenses cayeran en la adicción a los opioides recetados y cientos de miles de casos terminaron en sobredosis y fallecimientos. La farmacéutica pagó una multa de una fracción minúscula (643 millones de dólares) de sus ganancias, y fue obligada por el Gobierno a cambiar su comportamiento y a reformular el OxyContin para que fuera menos adictivo.

Era 2007, y la crisis apenas comenzaba.

Fue entonces que decenas de compañías de opioides recetados vieron la oportunidad para llenar el vacío que dejó Purdue como cabecilla e inundar el mercado con millones de nuevas pastillas. Ciudades, condados, pueblos y naciones tribales las demandaron de manera masiva: 4,000 querellas contra una veintena de compañías. Estas cambiaron su conducta y se volvió cada vez más difícil conseguir opioides recetados en las calles. Esto dejó a millones de personas con adicciones severas, sin un suministro para suplirlas, y sin acceso a tratamiento.

Primero, las bandas criminales chinas vieron la oportunidad de suplir esa adicción manufacturando y traficando a Estados Unidos fentanilo, otro opioide recetado para el dolor, según datos de la DEA.

Los cárteles de la droga mexicanos también notaron la oportunidad y comenzaron a traficar heroína, pues es casi idéntica a nivel molecular a los opioides recetados. Esta, sin embargo, nunca penetró el mercado de la misma manera que los opioides sintéticos: es considerada una droga menos pura, debe ser inyectada, es costosa de producir, se necesita cultivar campos de flor de amapola, procesar su savia, pagar a trabajadores, y traficarla a través de la frontera, lo cual es difícil y riesgoso.

Entonces los cárteles se dieron cuenta de que las bandas chinas habían conseguido un negocio mucho más lucrativo: el fentanilo.

Muertes por sobredosis en la última década en EE.UU.

Las sobredosis fatales se dispararon a partir de 2013, y de nuevo en 2019, en especial por opioides sintéticos como el fentanilo

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