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Univision Noticias

Con el nuevo escenario en el Congreso tras las elecciones de medio término, donde los republicanos recuperaron el control de la Cámara de Representantes, la reforma migratoria ya no estará enfocada en la regularización de indocumentados, sino en aquellos que no están aquí pero quieren venir en busca de asilo.

La pérdida del control de la Cámara de Representantes por parte de los demócratas en la elección de medio término del 8 de noviembre, coloca a los millones de inmigrantes indocumentados que viven en Estados Unidos desde hace décadas en una difícil situación.

Por una parte, los deja casi sin opciones de conseguir un camino de legalización, mientras que por otra regresan los temores de ser tratados nuevamente como una amenaza a la seguridad pública y nacional de Estados Unidos.

Cuando Joe Biden llegó a la Casa Blanca a principios de enero de 2021, luego de vencer a Donald Trump en los comicios de noviembre del año anterior, el nuevo gobierno instaló una nueva narrativa migratoria para recuperar el trato que Estados Unidos históricamente ha dado a los inmigrantes, incluyendo a los indocumentados.

De extranjeros ilegales, como los llamó el gobierno anterior, pasaron ser no ciudadanos e incluso la Cámara de Representantes aprobó el 18 de marzo de 2021 con respaldo bipartidista, dos proyectos de ley que incluyeron un camino a la ciudadanía para unos 8 millones de extranjeros titulares de un Estatus de Protección Temporal (TPS), dreamers beneficiarios de DACA, trabajadores esenciales y campesinos (unos 8 millones en total).

Pero ambas iniciativas se evaporaron en el Senado, donde los demócratas tienen una precaria minoría de 51 escaños, incluyendo el voto de la vicepresidenta Kamala Harris, y necesitaban 60 sufragios para aprobar una ley de reforma migratoria.

Y aunque luego intentaron fallidamente en tres ocasiones utilizar la herramienta de reconciliación para aprobar ambos planes como parte de una enmienda dentro de las discusiones del plan de gasto social de Biden, la Casa Blanca y los demócratas no pudieron concretar su agenda.

El nuevo escenario para los indocumentados

Los resultados de la elección el 8 de noviembre no fueron los esperados por los republicanos, quienes confiaban en una victoria aplastante y la recuperación del control de ambas cámaras del Congreso, y tampoco para los demócratas, quienes temían ser derrotados de manera aplastante.

El partido del presidente mantuvo el control del Senado y perdió la Cámara de Representantes hasta ahora con una diferencia menor que la ejercida por los demócratas durante el actual período de sesiones del Congreso que finaliza a comienzos de enero de 2023.

Sin embargo, coloca a Biden en una situación difícil porque tendrá que lidiar con un Congreso dividido para sacar adelante temas legislativos que siguen en el limbo, como el de la inmigración indocumentada y el flujo en la frontera sur.

“Esperábamos (en los últimos dos años) ver un poco más actividad por parte de los republicanos en el Congreso, pero no fue así”, dice Fabián Núñez, un analista político demócrata. “Y ahora, tras la elección de medio término, resulta que el tema migratorio no figuró como un asunto prioritario para los votantes latinos. Mas, sin embargo, lo sigue siendo. Hay 12 millones de indocumentados esperando un chance para regularizar sus permanencias”.

Núñez espera que el nuevo liderazgo republicano de la Cámara Baja, que probablemente sea encabezado por el representante Kevin McCarthy, “tome el tema de la reforma migratoria como un punto importante. Eso sería bueno para ellos (los republicanos) porque indicaría que comparten los valores de los latinos”, entre ellos el futuro de una población indocumentada mayormente hispana.

Condiciones para un debate sobre una reforma migratoria

Cuando el Senado aprobó a mediados de 2013 el proyecto bipartidista de reforma migratoria elaborado por el Grupo de los Ocho, el plan se estancó en la Cámara Baja controlada por los republicanos bajo el argumento de la seguridad nacional. Ofrecieron avanzar en un debate, pero primero el entonces gobierno de Barack Obama debía garantizar la seguridad fronteriza y poner fin a la inmigración indocumentada.

Nueve años más tarde la oposición habla de ‘tolerancia cero’, de traer de regreso las reglas que impuso el expresidente Donald Trump y cerrar la frontera. Y luego, una vez verificado el cierre y el término de la entrada de extranjeros no autorizados, hablar de mecanismos de legalización. Dicho de otra manera: segmentar la población indocumentada y determinar qué grupo en particular se beneficiaría de una vía de legalización temporal o permanente.

“Creo que hay oportunidad, siempre y cuando cualquier reforma migratoria comience con reforma fronteriza”, dice una fuente republicana del Congreso que pidió mantener su nombre bajo reserva porque no está autorizado para hablar con medios sobre el tema.

“Hay interés en el Partido Republicano en un acuerdo (con los demócratas) siempre y cuando se hable primero de seguridad fronteriza y, después, alguna solución, por ejemplo, para los jóvenes beneficiarios d DACA”, agregó.

Sin embargo, advirtió, cualquier tipo de negociación, debate o aprobación “debe darse en el curso de 2023, porque en 2024 todo estará enfocado en la campaña presidencial. Solo tenemos un año para tratar el tema migratorio”.

La ‘tolerancia cero’

La política migratoria de ‘tolerancia cero’ impulsada por Trump fue a golpe de órdenes ejecutivas y memorandos sin la autorización del Congreso, a pesar de que en sus dos primeros años de gobierno su partido controló ambas cámaras del legislativo.

Esta política consistió en una serie de medidas para modificar reglamentos migratorios e impedir la inmigración indocumentada por cualquier vía, incluyendo el asilo, un beneficio migratorio legal vigente. Y también afectar la inmigración legal.

Pero los republicanos evitan mencionarla y se refieren a ella como una política “efectiva donde los números evidencian que los resultados superan a los obtenidos por Biden en sus dos primeros años”, según dice la fuente republicana.

Pero no hace mención alguna que la ‘tolerancia cero’ de Trump afectó severamente el debido proceso migratorio, impidiendo que miles de extranjeros pudieran solicitar beneficios legales autorizados por el Congreso. Incluso separó a miles de padres de hijos menores de edad forzosamente en la frontera durante años y muchos de ellos luego fueron deportados a sus países de origen sin sus pequeños.

A pesar de los fallos judiciales que han demostrado que la política de ‘tolerancia cero’ se fundamentó en decisiones “caprichosas” y “arbitrarias”, el propio Trump sigue defendiendo su estrategia.

El miércoles, al anunciar su tercera candidatura a la nominación presidencial del Partido Republicano para la elección del 2024, el exmandatario insistió nuevamente que el país está siendo “invadido” por extranjeros a quienes responsabiliza de tráfico de drogas y crimen. Y que la “frontera sur ahora está abierta y totalmente porosa”.

También aseguró que durante su gobierno “los detuvimos” (a los indocumentados), pero ahora con Biden “está (el ingreso ilegal) en niveles que son muchas, muchas, muchas veces más de lo que era hace solo dos años”, pero no aportó pruebas que confirmen la aseveración.

Inmediatamente después del lanzamiento de la campaña, el senador republicano Lindsey Graham, de Carolina del Sur, un exintegrante del Grupo de los Ocho que en 2013 patrocinó la reforma migratoria, dijo en su cuenta de la red social Twitter que “si el presidente Trump continúa con este tono y transmite este mensaje de manera constante, será difícil de superar”.

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