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Univision Noticias

El brutal ascenso de Ovidio Guzmán, el rey del emporio de fentanilo más grande del mundo

La carrera criminal de Ovidio Guzmán López comenzó cuando tenía 18 años y experimentó una subida meteórica tras su breve detención en Sinaloa en 2019. Él y sus hermanos secuestraron y asesinaron a miembros del Cartel que no aceptaron unirse a ellos, se apropiaron de zonas estratégicas en México, reclutaron a un ejército de sicarios y construyeron la facción más poderosa de la organización.

Una voz familiar se escuchó en los radios de varios sicarios del Cartel de Sinaloa que, enfurecidos y con armamento de guerra, recorrían las calles de Culiacán el 17 de octubre de 2019. Les hablaba Iván Archivaldo Guzmán Salazar, el hijo mayor de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, quien rompía una de sus reglas de seguridad por una emergencia: dirigir el operativo para tratar de rescatar a su hermano menor Ovidio Guzmán López, el cerebro detrás del negocio ilícito del fentanilo, según se lee en documentos judiciales recientemente desclasificados.

La orden de Iván Archivaldo Guzmán fue clara: “asesinar a cualquier oficial de gobierno y militar” que se cruzara por su camino. Se dirigió a todos los pistoleros disponibles para que fueran a Culiacán a liberar a ‘El Ratón’, como le apodan. A su guardaespaldas personal le pidió que enviara a un grupo al aeropuerto de la ciudad para atacar con bazucas y lanzagranadas a todos los aviones y helicópteros que aterrizaran o despegaran. ‘El Chapito’ sabía que estaban solos, pues las otras facciones del cartel decidieron no unirse a su batalla, de acuerdo con la versión del gobierno estadounidense.

El llamado ‘Culiacanazo’ dejó un saldo de 13 muertos y la insólita liberación de Ovidio Guzmán. También significó una ruptura dentro del cartel por la sed de venganza que dejó en ‘Los Chapitos’. A esto le siguió una serie de asesinatos de quienes no quisieron asociarse con ellos y pelear territorios clave en el trasiego de drogas hacia Estados Unidos. Actualmente no hay ningún otro grupo criminal sinaloense con un poder similar, ni siquiera el que comanda el antiguo socio de su padre, Ismael ‘El Mayo’ Zambada.

Los hijos de ‘El Chapo’ Guzmán “lideran la facción más poderosa del cartel y la operación de tráfico de fentanilo más grande, violenta y prolífica del mundo”, afirma una acusación federal contra ellos por narcotráfico, lavado de dinero y contrabando de armas sometida en el Distrito Sur de Nueva York.

Ovidio Guzmán, de 33 años, es el rey de ese emporio internacional de fentanilo. Un cálculo conservador señala que obtienen unos 10 millones de dólares al año por el polvo y las pastillas de fentanilo que producen en laboratorios ocultos en la sierra y en casas de Sinaloa. Esa mercancía es transportada en autos particulares que cruzan las garitas, por personas que la esconden bajo su ropa, camiones comerciales, paquetería aérea, en lanchas que navegan sigilosamente por el mar de California y también por túneles, el método que inventó su padre hace tres décadas.

Desde 2014, cuando tenía alrededor de 24 años, Ovidio Guzmán quedó al frente del primer laboratorio de fentanilo que fue instalado en una modesta casa de Culiacán. ‘El Chapo’ había mandado a miembros de su cartel a China para que exploraran el negocio ilícito que venía. El cartel tenía la mayor parte de su producción de metanfetamina en Huatabampo, Sonora. Édgar Guzmán López, otro hijo de ‘El Chapo’, era el encargado de traer efedrina desde Argentina y, cuando lo asesinaron a balazos en 2008, Ovidio Guzmán tomó su puesto. Tenía 18 años.

Las primeras píldoras de fentanilo que se elaboraron bajo la supervisión de ‘El Ratón’ eran llevadas a casas de seguridad en Tijuana y luego las cruzaban a EEUU. “Desde esos primeros días, la manufactura de fentanilo del cartel ha explotado y la demanda por una droga muy peligrosa y potencialmente letal han crecido significativamente”, señala el gobierno.

El Departamento de Justicia alega que el éxito de ese negocio se debe en parte a que el cartel ha llevado a los consumidores de distintas drogas al fentanilo, al mezclarlo con otros narcóticos. Esa estrategia inclusive afectó a los vendedores de heroína y la solución de Ovidio Guzmán fue establecer un sitio en la Ciudad de México donde éstos pueden comprarle el opioide para agregarlo a su mercancía.

La influencia criminal de Ovidio llega hasta la zona metropolitana de Los Ángeles, en California, donde sus operadores almacenan decenas de miles de pastillas y kilos de fentanilo en polvo, y envían el producto al resto del país, cada vez más usando el servicio de paquetería.

Seis jefes y miembros de ‘Los Chapitos’ están ahora en la lista de los 10 traficantes más buscados por la DEA. Por información que lleva a las capturas de Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar se ofrecen recompensas individuales de 10 millones de dólares. Por el resto pagarían hasta $1 millón.

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