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La madre del menor, Heather Barron, y su expareja Kareem Ernesto Leiva, fueron juzgados por varios cargos, que incluyen tortura y asesinato del niño, así como el abuso de otros dos menores. Ambos han estado detenidos sin derecho a fianza desde sus arrestos hace cinco años.
Ahora enfrentan una condena máxima de cadena perpetua. Los fiscales habían pedido la pena de muerte para ellos, pero después resolvieron que esta “no es una resolución apropiada en ningún caso”.
El proceso judicial fue presentado ante un juez de la Corte Superior de Los Ángeles.
“Nadie se merece esto”, dijo el fiscal de distrito Jon Hatami en los argumentos finales el jueves, de acuerdo con el canal ABC7.
“Esto fue un asesinato intencional mediante tortura”, agregó Hatami después de que se mostró en la corte un video que documentó las lesiones en el cuerpo inerte de Anthony, hasta enfocarse en sus rodillas deshechas por los castigos que le infligían su madre y padrastro.
Anthony solo tenía 10 años, pero padeció un terrible martirio en su hogar que se fue exacerbando.
La pareja lo obligó a que se arrodillara sobre arroz crudo hasta sangrar, le pegaban con un cable, frotaron su cara sobre alfombra orinada, lo hacían pelearse con sus hermanos y le negaron comida y agua por largos períodos, al grado de que estaba deshidratado y sus riñones no funcionaban cuando los paramédicos llegaron a su casa, alegan los fiscales del condado de Los Ángeles.
En sus argumentos iniciales, los fiscales narraron que, en las que fueron las últimas dos semanas de su corta vida, lo sometieron a una serie de abusos prácticamente cada día. Uno de los últimos castigos que le aplicó Leiva fue sujetarlo del cuello, ponerlo contra la pared y dejarlo caer, ya inconsciente.
Anthony, quien días antes se había graduado del cuarto grado, se quedó inmóvil en el suelo durante dos días, hasta que su madre llamó al 911 desde su casa en Lancaster. “Mi hijo no respira”, reportó Barron.
“Ella ha estado torturando a sus hijos durante un largo período de tiempo, y una vez que el acusado Leiva entró en escena, se volvió mortal”, señaló el fiscal de distrito Saeed Teymouri en la corte.
“Tenía los ojos hundidos… parecía muerto”
En una audiencia, los paramédicos que acudieron a la residencia contaron con lágrimas lo que sucedió aquel día. “Tenía los ojos hundidos, podías contar sus costillas, sus rodillas tenían llagas, parecía muerto”, testificó el bombero Ronald Watts.
El niño no tenía pulso, ni respiraba. Tenía múltiples lesiones, quemaduras de cigarrillos y estaba tan demacrado que pensaron que era un paciente de cáncer. Fue trasladado de urgencia a un hospital. Le había dado un paro cardíaco y los médicos pudieron reanimarlo. Luego fue llevado en helicóptero al UCLA Mattel Children’s Hospital, donde fue declarado muerto el 21 de junio de ese año.
El niño tenía “lesiones nuevas y viejas, literalmente de la cabeza a los pies”, según Teymouri.
Para la Fiscalía, las vidas de Anthony y sus hermanos se volvieron tormentosas cuando Kareem Ernesto Leiva se mudó a su casa. Su castigo favorito era hacer que los niños se enfrentaran a puños, mientras los otros eran obligados a ver la pelea para aprender la lección. Se ensañaba en particular con Anthony. Sus familiares creen que el niño prefería que le pegaran a él, para que no sufrieran sus hermanos.
Dos medios hermanos de Anthony, ahora adolescentes, acudieron a la corte esta semana para describir su periplo. Destiny, de 13 años, afirmó que él sufrió una serie de castigos la noche anterior de que su madre llamara al 911. Dijo que Leiva lo levantó y lo dejó caer “probablemente diez (veces) o un poco más”, y agregó que pensaba que “le estaba causando daño cerebral”.
“¿Dónde estaba mami?”, preguntó el fiscal. “Ella estaba mirando”, respondió.
Rafael, de 12 años, afirmó por su parte que el infierno de su hermano fue peor. El recordó que el novio de su madre lo dejó caer al suelo unas 20 veces, pero ella “no trató de proteger a Anthony”.
El menor contó que los hacían hincarse sobre arroz, incluso por horas, sin importar las consecuencias. “¿Te dolieron las rodillas?”, le preguntó el fiscal. “Sí”, respondió él. Cuando le insistió si alguna vez llegó a tener sangrados, el adolescente contestó afirmativamente.
Destiny y Rafael están ahora bajo el cuidado de su tía y abuela.
“Te juro que no hice nada”
El fiscal Hatami dijo en el tribunal que Anthony murió de una combinación de cosas: deshidratación severa, inanición, dos semanas de tortura, no haber sido llevado al hospital y un traumatismo contundente en la cabeza.
“Todas esas cosas fueron cometidas por ambos acusados”, dijo Hatami. “Según la evidencia, esto claramente fue sádico”.
Pero el abogado defensor de Heather Barron argumentó que solo Leiva es responsable de la muerte de Anthony y que su clienta padecía el síndrome de la mujer maltratada y vivía con miedo.
“Cada hombre en su vida fue abusador de una forma u otra, incluido su padrastro”, dijo en el tribunal la abogada Nancy Sperber, en declaraciones recogidas por ABC7.
La Fiscalía mostró evidencia que también la inculpa a ella, como el audio de su llamada al 911, el video de la cámara en el uniforme de un policía que llegó a su casa y la grabación de la entrevista que le hicieron los detectives.
“No me digas eso, no me digas eso. Es mi bebé, mi primogénito… Te juro que no hice nada”, expresó cuando los investigadores le advirtieron que no esperaban que el menor sobreviviera.
Por su parte, el abogado de Leiva, Dan Chambers, declaró en el juicio que no hay evidencias para acusar de asesinato a su defendido, que hay una “falta de intención de matar” y que las declaraciones de los hermanos de la víctima son “inconsistentes” y no confirman las acciones de su defendido.
“Esas inconsistencias en la evidencia serán claras y una vez que demostremos eso, confirmarán que lo que los niños afirman que dicen que el señor Leiva hizo es inconsistente con la evidencia médica”, señaló Chambers.
“Este es un caso de maltrato severo, pero, en cuanto al señor Leiva, no es un asesinato”, agregó.
La conexión brutal con la MS-13
La brutalidad con la que Anthony fue asesinado solo podría tratar de entenderse por el vínculo que este caso tiene con la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13).
Kareem Ernesto Leiva, un indocumentado nacido en El Salvador, ha sido identificado como un miembro de la MS-13 y, según documentos judiciales, él golpeó a otro recluso y, anteriormente, enfrentó cargos de violencia doméstica en 2010 y 2013.
Su hermano Mauricio Eugenio Leiva, alias ‘Gato’, es uno de los cabecillas de la banda en Los Ángeles que fueron capturados en un operativo federal hace casi seis años.
Una acusación que en mayo de 2017 fue interpuesta en una corte federal de Los Ángeles señala que este pandillero participó en asesinatos, ataques violentos, robos y extorsiones contra personas de la comunidad y rivales de la Mara en esa metrópoli.
El caso describe desde la extorsión de un vendedor ambulante de hot dogs en la avenida Western, hasta un tiroteo en el bulevar Venice y el asesinato de un pandillero rival frente a uno de los principales jefes de la MS-13 en la ciudad: José Balmore Romero, alias ‘Porky’.
En octubre pasado, la Junta de Supervisores del condado aprobó un acuerdo de 32 millones de dólares para resolver una demanda que fue presentada por los familiares de Anthony.
La querella sostuvo que varios trabajadores sociales no respondieron adecuadamente a los informes de abuso del niño y sus hermanos.